Edición por Perla Camacho Camarena
Sin lugar a dudas, una de las peores direcciones del Gobierno Estatal de Yucatán ha sido, históricamente, la Dirección del Catastro Estatal. Siempre asfixiada por burocracia, abusos, malos tratos a los ciudadanos y, además, a partir de la administración del Gobernador Mauricio Vila, con muchos de sus servicios hasta dos veces más caros que en los gobiernos anteriores.
Las principales funciones del Catastro son: el censo de los bienes inmuebles, asignación de nomenclaturas, valuación para fines fiscales, validación de medidas, validación de ubicación y colindancias, validación de superficies de los bienes inmuebles, expedición de oficios, entre los más comunes; así como oficios de división y de urbanización, expedición Cédulas Catastrales y Validación de Planos Catastrales.
En el estado de Yucatán existen 106 municipios, los más grandes gozan de más recursos e infraestructura y cuentan con la capacidad técnica y financiera de tener su propio Catastro. Son 28 los municipios que presentan estas características y tienen su “Catastro Municipal”. Entre los municipios con Catastro Municipal destacan Mérida, Motul, Progreso, Izamal, Valladolid, Tizimín, Kanasín, y Umán.
Los 28 Catastros atienden a todos los predios dentro las demarcaciones de cada municipio con los servicios antes mencionados. Sin embargo, ¿qué pasa con los 78 municipios que no cuentan con su propio catastro? Vamos a empezar por aclarar por qué no tienen su propio catastro. La razón es que no tienen la suficiente infraestructura ni los recursos para mantener su catastro, se trata de los municipios más pobres y menos desarrollados. Los habitantes de estos municipios que requieran de un servicio catastral como, por ejemplo, manifestar la construcción de su predio, inscribir su predio en el catastro, fraccionar su predio en dos o más partes, actualizar su Cédula Catastral o urbanizar su predio, tendrán que acudir a la Dirección del Catastro Estatal para solicitar el servicio. Hay un sinnúmero de razones por las que un ciudadano necesitaría tener su Cédula Catastral actualizada, por ejemplo, para vender su predio o donarlo, hacer su testamento; para solicitar su crédito INFONAVIT o FOVISSSTE, para acceder a algún apoyo o programa de gobierno etc. Desafortunadamente, el servicio en el Catastro Estatal es, a diferencia de los 28 Catastros Municipales, deficiente y caro.
TIEMPOS DE RESPUESTA
Si un ciudadano solicita la actualización de su Cédula Catastral en uno de los 28 Catastros Municipales, el tiempo de respuesta será de, cuanto mucho, 5 días y en algunos casos la entrega será inmediata. En contraste con el Catastro Estatal, el mismo trámite tardaría más de 20 días, si tiene suerte.
Si lo que el usuario requiere es fraccionar su terreno, se pone peor el asunto. Mientras que en cualquiera de los 28 Catastros Municipales tardarían 10 días o menos en expedir un Oficio de División, el Catastro Estatal tarda, por lo menos, 3 meses para entregar el mismo oficio después de haberlo solicitado. Sin duda, esta demora en los tiempos se debe a la apatía e indolencia del personal de dicho Catastro, pero más aún, a la burocracia tan arraigada que prevalece en el sistema y en los procedimientos del Catastro Estatal. Son excesivas las revisiones, vistos buenos, los cambios de manos del expediente también, van del área técnica a la jurídica y posteriormente a la dirección. Los procesos son burocráticos y no se muestra interés por la urgencia de la gente.
MALTRATO A LOS CIUDADANOS
En adición al pésimo servicio, es necesario mencionar que la mayoría de las veces se trata con desdén a los ciudadanos que acuden a hacer sus trámites, sobre todo a los más vulnerables. Me refiero a la población indígena que viaja desde sus comunidades a la capital del estado para solicitar alguno de los servicios que ofrece el Catastro Estatal. El trato es frio y la información escueta. El usuario deja las oficinas con más dudas de las que tenía cuando llegó, con la sensación de que no podrá concluir su trámite, ya que muchas veces ni siquiera lo pueden empezar. Se va con un “NO SE PUEDE”, “NO PROCEDE” o “NO ES FACTIBLE” que, en muchas ocasiones, el empleado de la ventanilla incluso pareciera disfrutar.
Los requisitos impuestos a los ciudadanos para llevar a cabo dichos trámites son excesivos y, en muchos casos, innecesarios, ¿Por qué no basta con el deseo manifiesto y la solicitud de cualquier propietario de un bien inmueble para que proceda su trámite? Aparentemente, el Gobierno Estatal olvida que los usuarios del Catastro son legítimos propietarios de sus predios, que son mayores de edad, que son capaces de tomar decisiones con respecto a sus bienes y que no necesitan de su actitud paternalista (en el mejor de los casos). Considero que el trato por parte de los burócratas es prepotente, ya que tienen el poder de dictaminar quién pasa y quién no.
La administración de Mauricio Vila debería de recordar que los ciudadanos van al Catastro por una legítima necesidad de actualizar su Cédula Catastral, en ocasiones para terminar otro trámite, el cual bien podría tratarse de una emergencia médica, legal o financiera.
A pesar del aumento de los costos por los servicios catastrales de hasta en un 140%, el servicio continúa siendo deficiente y, ahora, con la llegada de Vila Dosal, se hace más evidente el clasismo y hasta racismo que impera en el trato a los usuarios. Se percibe que el buen trato es selectivo y está reservado para los amigos del “Gober”, como le gusta que le digan.
La atención a los ciudadanos de a pie en los 28 Catastros Municipales es muy distinta. Los funcionarios muestran una mayor sensibilidad y empatía a sus usuarios, quizá por pertenecer a la misma comunidad.
COSTOS
En el 2018, antes de que Vila asumiera el cargo de Gobernador, una Cédula Catastral en el Catastro Estatal costaba $156.00 pesos. Hoy, 3 años después, el costo es de $377.00, un 140% más.
El aumento en los costos del Catastro Estatal es inmoral y abusivo; habría que recordarle a Mauricio Vila que este catastro atiende a las personas más pobres de todo el estado.
¿Acaso los ingresos de los habitantes de esos 78 municipios a los que atiende el Catastro Estatal aumentaron proporcionalmente durante el mismo periodo? La respuesta es obvia: no. Sin embargo, Mauricio Vila parece no tomar dichos datos en consideración, decidió hacer del Catastro Estatal un negocio, en lugar de apegarse a la función esencial de dicha oficina, que es brindar un servicio para los ciudadanos.
Vamos a dar un vistazo a los costos de las Cédulas Catastrales en 3 de los 28 Catastros Municipales. En el Catastro Municipal de Motul, el costo de la cédula es de $120.00 pesos, en el de Dzidzantún de $175.00 pesos y en el de Izamal de $60.00 pesos. Las cifras reflejan que para las comunidades menos favorecidas el costo es mayor. Es importante mencionar que no sólo se aplicaron incrementos en los costos de la cédula, la realidad es que todos los servicios aumentaron en más menos la misma proporción.
CONCLUSIÓN
Es claro que, al gobernador Mauricio Vila no le interesa gobernar para los más pobres. Los constantes aumentos en los precios de los servicios catastrales es una prueba de ello. Vila decidió aplicar políticas que van en contra del bienestar de los ciudadanos. Parece que la tendencia es manejar al Catastro como si fuera uno más de sus negocios: con productos caros y chatarra, mal servicio y salarios bajos para sus empleados. Desafortunadamente para los ciudadanos, en este caso se trata de un monopolio. Únicamente en esa dependencia se pueden solicitar los servicios que se han estado mencionando. El Catastro Estatal es el negocio perfecto para el “Gober”.
“Si quieres experimentar el amor,
córtale la cabeza al miedo”
Rumi
El irremediable tema de conversación de los últimos meses ha sido la pandemia. Hablamos con nuestra familia o amigos y nos ponemos al día en las noticias más recientes sobre vacunas, contagios, primeras, segundas, terceras olas; que si los niños van a la escuela o si siguen aislados, que si te vacunaste, que si no. Nos confesamos nuestros descuidos y rebeldías; nos susurramos esa ocasión en la que se nos olvidó el cubrebocas e improvisamos uno con algún trapo o incurrimos en el pecado capital de la posmodernidad: nos pusimos el cubrebocas de nuestro hijo o marido para bajar al cajero automático o a comprar las tortillas.
Si somos de los que sobrevivieron la covid sin mayores repercusiones, el tono de la plática comienza a girar en torno al hartazgo del encierro; de la política de pánico que estamos viviendo, los medios bombardeándonos las 24 horas con estadísticas lúgubres, con panoramas apocalípticos, tratando de convencernos de que la normalidad-que ya no es nueva-es inevitable si queremos sobrevivir, porque la decisión es vivir o morir y está en nosotros vivir-eso dicen.
Si somos de los que sufrieron pérdidas, no hay discusión, no hay regreso a clases presenciales hasta que todos se vacunen, no hay salidas lúdicas, seguimos en el encierro irrefutablemente.
Pero de lo que poco se habla es de todo lo demás, de cómo nos sentimos más allá del miedo o de los achaques e hipocondría. El miedo suele ser muy invasivo, nos quita las alegrías y las esperanzas, no deja espacio para mucho más que la angustia. Yo me encontré con palabras que nunca habían sido parte de mi vida como depresión, ansiedad, ataques de pánico, tics, inflamación, enfermedad.
En un año y medio de pandemia, ese miedo totalitario me pasó factura. La indiferencia hacia todos los demás aspectos de mi vida me dio un gancho al hígado y perdí el primer round. Sí, el virus ya me atravesó un par de veces de manera leve dejando sutiles daños colaterales que apenas comienzo a entender, pero lo que sí me hizo parar en seco y redefinir mi vida fue todo lo demás, el estrés me propinó una buena golpiza todo este año y medio, hasta que me tiró a la lona.
Así que, el dilema era simple y a la vez complejo: o sigo como voy o hago los cambios necesarios para recobrar la salud. La respuesta obvia era cambiar, hacer ejercicio, mejorar la alimentación, dejar de comer tanto pan, tanta sal, tanta grasa, comer más verduras, caminar más.
Igualmente importante es la salud mental, hay un sinfín de artículos, videos, cursos, clases para aprender a relajarnos y, por otro lado, está la terapia; sin embargo, comúnmente no tenemos idea de lo mucho que puede mejorar nuestra vida este tipo de acompañamiento.
Seamos honestos, para muchos de nosotros la opción lógica de cambiar nuestros hábitos se ha quedado como un propósito de año nuevo incumplido innumerables veces. De hecho, parece extremadamente difícil pensar en cambiar todo aquello a lo que estamos acostumbrados, eso que nos enseñaron de niños, las comidas, las tradiciones familiares, los brindis, levantarnos tarde y, poco a poco, el sedentarismo, la comida chatarra, el azúcar, el estrés y la apatía hacia tratar nuestra salud mental nos comienza a engullir hacia la dimensión de la enfermedad.
Un día cualquiera, te haces unos análisis porque tu mamá, tu hija o tu esposa te obligó y tienes la glucosa en 170, la presión arterial en 160-100, los triglicéridos en 350 y el colesterol en 400. En un abrir y cerrar de ojos eres diabético, hipertenso o tienes daño renal o hepático o algo así de horrible. Pero no, no fue en un pestañeo, nuestro cuerpo es resiliente, es un sobreviviente, a muchos de nosotros nos permite excesos y venenos en cierta medida antes de declararse en huelga.
Ante la enfermedad, debemos tomar una decisión que, idealmente, nos tuvimos que haber planteado antes de enfermar: es hora de cambiar.
Cuando a mí me llegó el momento decisivo ni siquiera lo pensé, simplemente lo hice. Comencé terapia psicoanalítica, empecé a comer bien, inicié una leve práctica de ejercicio físico y tuve una certeza, producto de una lucidez absoluta: hay herramientas que los humanos hemos descubierto, teorizado, ensayado y perfeccionado para hacer estos viajes a la salud más eficientes.
No estamos solos, nuestros antepasados nos pusieron en bandeja de plata mecanismos para mejorar numerosos padecimientos, de esos que está en nuestras manos evitar. Me refiero a diferentes tipos de terapias, alimentación, medicinas tradicionales, hierbas, disciplinas, etc. No todo está en manos de la alopatía. En próximos artículos iré compartiendo métodos probados para facilitar esta transición hacia una mejor calidad de vida.
El aprendizaje que me queda de este camino sinuoso de enfermedad y salud pandémicos es que el miedo enferma y que nunca es tarde para tomar la decisión de mejorar nuestra salud. Vale la pena.
Aprovechamos el inicio de la mini gira “Gazpacho Tour 2021” para charlar con una de las grandes figuras del rock nacional. La Revista Libertad de Yucatán se viste de gala con la presencia del gran Paco Barrios “El Mastuerzo”. Icónico miembro de Los Nakos, de Los Jijos del Maíz y de la mítica banda, Botellita de Jerez.
Queremos agradecer infinitamente al Mastuerzo por conversar tan amenamente con nosotros y extendemos nuestro más sincero agradecimiento a La Jacaranda Cultural Pátzcuaro (https://www.facebook.com/lajacarandacultural/), lugar encantador y generoso, promotor de la cultura michoacana, por permitirnos llevar a cabo este encuentro.
Yoyo: Paco, muchas gracias por aceptar charlar unos minutitos con nosotros. La verdad es que el día de hoy, la Revista Libertad de Yucatán está de manteles largos por tenerte aquí.
Mastuerzo: Muchas gracias, al contrario.
Y: Pues estando en Morelia, nos enteramos de tu mini gira “Gazpacho Tour 2021”, y de que existe un eje central para llevarla a cabo, o como tú lo mencionas, existe un pretexto principal para realizar esta gira, y ese es la presentación de tu libro. ¿Qué nos puedes contar acerca de esta publicación?
M:Pues es un librito que construimos, que yo construí con la complicidad de Karla Rojas, escritora. En realidad, era un pretexto para reunir una serie de canciones que de alguna forma me significaran muchos años de trabajo de canción y justo antes de cumplir 64 años se me ocurrió que así se llamara, “El espejo. Cuando tengas 64 años”. Y la primera edición que fue de 100 ejemplares manuales, hechos a mano, artesanales, se publicó un día antes de cumplir 64 años (2019). Y ya, los siguientes 100 y los siguientes 100, porque hicimos 300 libros, los hicimos con la idea, de un lado, de difundir ciertas canciones, ciertos textos, de alguna forma compilados, celebrando la edad, celebrando la vida. Y de otra, cómo te diré, hacer como un “hasta aquí”, y lo que sigue, pues quién sabe qué sigue, un punto de llegada pero también un punto de partida.
Y: Paco, para la gente interesada en Mérida y en todo el estado de Yucatán, ¿Dónde se puede conseguir el libro?
M:Tengo la fortuna de haber estado algunas veces en Mérida con los compas de las distintas redes colectivas que tienen que ver con los zapatistas, entre otros espacios que se han abierto, y que yo siempre he agradecido en Mérida, pues es “El Teatrito”. Hemos estado por ahí y sería un honor, un placer, regresar al Teatrito, como alguna vez tuve la fortuna, gracias a la complicidad de Vico, Vico Rojas, a quien le mando un gran abrazo, desde acá, desde Pátzcuaro. Ojalá se pudiera presentar el libro por allá.
Y: Paco, ¿existe la posibilidad de que el libro se pueda pedir en línea?
M: Aún no tengo el mecanismo, porque esto apenas se está dando, la idea es seguir haciendo presentaciones para producir más copias y poder llevar el libro a diferentes lugares y después, quizá, enviarlo por correo o paquetería. Pero este será el pretexto para estar con las diferentes colectivas de Mérida, que me han incluido siempre en sus acciones. Y yo gustosamente regresaría a hacer alguna cosa por allá.
Y: Paco, la última. Sabemos que tú siempre estás muy atento a todo lo que pasa en los ámbitos político, social, económico y cultural del país. En este sentido, queremos saber cuál es tu opinión acerca de esta iniciativa ciudadana que conllevó a una consulta que se va a realizar el próximo domingo, y que tiene como eje principal, enjuiciar a los expresidentes.
M:Yo coincido con los compas zapatistas, que no importaría si fuera un juicio, entre comillas o un algo. Es un quehacer para que se visibilice esa corrupción, ese crimen, ese conjunto de crímenes de Estado que todos estos expresidentes cometieron. Aunque no fuera legal, es legítimo que los mexicanos conscientes de lo que ha sucedido, digan que sí al juicio. Que independientemente que haya un castigo, una estigmatización, hay que ponerlos en evidencia, que sea un precedente para que esto no vuelva a suceder. Es decir, que no regresemos a ello. Yo le voy a los zapatistas, a la autonomía, a la independencia, a una visión anticapitalista, aunque suene a un sueño guajiro o a una utopía, yo creo en ello y creo en las causas perdidas. Me cae bien la 4T porque ha reivindicado a los más pobres, a los jodidos. Creo que muchos somos parte de ello. Y me caen bien, simplemente me caen bien. Creo en todas las luchas, absolutamente en todas las luchas que atenten contra esta estúpida máquina absurda que produce la basura en la que vivimos. Así de sencillo. Ojalá exista una gran participación en la consulta, para que se demuestre el descontento. Que sirva como una forma simbólica de decirle a todos los compas familiares de desaparecidos, de asesinados en ejecuciones extrajudiciales, híjole, en tanto crimen de Estado que se generó, que los acompañamos. Hay que estar con ellos y continuar las luchas de otros que siguen buscando a sus desaparecidos.
Y: De acuerdo. Paco, la banda de Yucatán ¿Cómo te puede seguir? ¿Te puede seguir en redes?
M: Me pueden seguir como El Mastuerzo en Facebook, se puede identificar fácilmente, hay alguna otra cuenta que se llama el mastuerzo, pero no soy yo, quien sabe quién es, pero me van a identificar porque hay mucho movimiento en mi página, publico cosas que estoy haciendo o que voy a hacer, u otras cosas de compas con las que tengo empatía de artistas y camaradas. En el Instagram como guadachupereyes o como Francisco Barrios El Mastuerzo. En el Twiter como @Mastuerzo2010. Y en el Youtube como guadachupereyes o Francisco Barrios El Mastuerzo.
Y: Paco, muchas gracias por tomarte este tiempo para estar con nosotros.
M: Al contrario, muchas gracias a ustedes.